miércoles, 18 de febrero de 2009

Hoy las aves han decidido construir sus nidos no en las ramas, sino a los pies del árbol. Parece que hoy el suelo del bosque es más confortable y hay que estar cerca de este nuevo brebaje literario que se llama EDICIONES SOTOBOSQUE. Una recién nacida editorial de Barcelona con una deliberada inclinación a la poesía.

Las primeras maniobras de EDICIONES SOTOBOSQUE arrancan con la "Colección Calle del Grillo", una apuesta por autores inéditos que se revelan como estimulantes descubrimientos. Poemas para guardar en el mueble bar, insólitas volteretas de palabras que se derraman sobre nuestras manos hasta hacernos sentir el tacto de lo taciturno y lo bello, de lo apacible y lo encarnizado. En fin, un "buen viaje" en clave de poesía.

EDICIONES SOTOBOSQUE publica estos dos libros y a estos dos autores de los que poco se ha oído, pero que tienen una cicatrizada personalidad. Echa más leña a ese fuego que otras pequeñas editoriales ya prendieron hace años. Así que te invito a que corras las cortinas de franela y entres en este club casi subterráneo para degustar unos poemas que anuncian que también hay prodigios a ras de suelo, en el SOTOBOSQUE.

martes, 20 de mayo de 2008





NARIZ DE GOMA ROJA, Daniel Rousaud




A medio camino entre la prosa y el verso, detrás de la metáfora circense se esconde una historia de amor común, aunque no por eso menos extraordinaria, entre un hombre tímido maquillado tras la broma y su valiente y antagónica amante.

El payaso y la trapecista caminarán juntos sin olvidar ninguna etapa de su cotidiano viaje, desde un trémulo acercamiento hasta un acrobático final, conocerán todas las facetas del amor e irán desconociéndose según se vayan adentrando en el poema.

Sus rotos corazones acumularán grietas y grumos al recomponerse una y otra vez en su accidentada función, con cada salto mortal tejerán la vieja lona de su carpa hasta que no quede hilo para las redes ni butacas para la próxima función…


Pasen y vean.




Como si decidiera amarlo la vida entera
se suicidaba por la mañana
en el olor que otorga memoria al abrazo,

y era pájaro cuando él le hablaba de precipicios,
y se fragmentaba en el hecho borroso de la noche
y los temores de la tarde
atravesada de magias, pacharán y besos, música
de tactos y de viajes,

y es cierto que él dijo que tenía miedo a los mapas
pero ella no canceló el billete
porque extrañamente decidió amarlo incluso temiendo
que fuera para siempre.

viernes, 28 de marzo de 2008





LA DANZA SECRETA DEL ALBA, Jordi Cabo




Ilustración: Olga L. Molet


El poeta se despierta y ve como sus poemas bailan solos en el suelo del salón. Quizá movidos por esa música extraña que escucha cuando el sol de la mañana agita el aire de la ciudad. Este baile es una excusa para mantenerse en pie, para vencer la pendiente del reposo y la muerte, para desatar la juerga y la esperanza.

La maniobra de fragmentar el amanecer en tres estadios es un juego de manos que traza el itinerario entre la vigilia, el sueño y la certeza. Una manera paulatina de ir abriendo los ojos para reconocernos entre los danzantes y borrar las manchas de nuestro mapa de carreteras. Si el reto es despertarse, que sea amando y deliberadamente vivo.

Es el escenario en que sombra y luz afinan sus instrumentos para tocar La danza secreta del alba, ese baile clandestino de la memoria y el porvenir sobre el as de corazones que quiere tumbar el castillo de naipes.



Andando. Levantando a ratos la cabeza,
echándome travesías a la espalda
y balcones en los que ancianos inmóviles
se miran en la terrible venganza del olvido.
Van así cayendo las placas de las calles,
desplomándose como palmeras muertas.
Andando. Queriendo ver alféizares de nieve
donde el hollín lo embadurna todo: la huellas,
la lluvia y mis dedos recogidos en los bolsillos
sujetándose en la memoria,
como la víctima que por no caer al suelo
se abraza a su asesino.
Todo por la insoportable sed de un tacto inédito
y brillante. Tu piel es una playa en invierno.
Andando. Paseando por las llagas de la luz
uno encuentra caracolas en las que no se oye sólo el mar,
en las que he sentido florecer las amapolas
y hasta el rumor mismo de la vida nueva
que pide alimento.
Andando. En cada charco le ruego a un hombre que me bautice.
Evito pisar esa misma tierra
en la que un niño cuidó la rosa
y ahora templa el abismo de tus pupilas.
Andando. Con la urgencia del despertarse
de un sueño precipitado,
habiendo probado el naufragio en la sequía…
De repente el humo inquieto de una vela
y por arte de magia, tú.
Porque Babel continuó su obra en secreto.
Andando. Ese incesante sonido de fondo
que vive en una burbuja del alma
y corre extasiado por dentro,
como un preso recién fugado.
Andando. Un perro quiso amputarme las manos
y hoy purga convertido en leña de hoguera,
calentando la gran reinvención de verme andando.
Andando
.